5 de junio de 2010

Algunos pormenores y pormayores

La lucha con el cuerpo empezó cuando tomé conciencia del desprecio de mi madre hacia su físico.
Una mujer eternamente a dieta pero siempre gorda.
Insólito para una chica de 13 años. Me enseñó que es una batalla perdida de antemano.
Si ella era el modelo de mujer para mi. Una mujer que se odiaba, se atraconaba y se avergonzaba, con un peso que subía y bajaba según su vida emocional.
Y a dieta. Siempre a dieta.

A mi no me importaba tanto el cuerpo, es decir, todavía no me pesaba, no me dolía.
A ella si. Cómo le dolía, cómo le pesaba.
Ahora, mirando hacia atrás le pregunto (me pregunto) ¿para qué? ¿cuál es la razón de esta dieta?
Eso me pregunto ahora. ¿porqué? ¿para quien es?
Si me hace sufrir, pasar hambre, verguenza, incomodidad. para que la dieta
Hagamos un experimento: si nos olvidamos por un momento de los mandatos sociales, de las revistas, de las modelos, de los make overs, para que haríamos dieta?
Para sentirnos mejor. Pero mejor sobre qué. Para sentirnos mejor físicamente. Para poder correr, saltar, caminar, aguantar un día entero yendo y viniendo. Ahí me parece bien, eso es salud, pero saludable también debería ser el camino a eso.
Y si somos ágiles y podemos caminar y correr la distancia que nos gusta y que nos queda bien, si ese cuerpo que nos acompaña todavía es grande? si es "gordo" a pesar de que nos queda cómodo y nos sentimos bien cada día.
¿Sigue siendo inaceptable?
Ahí radica la pregunta. si soy naturalmente grandota y tengo tendencia a almacenar grasa y esta característica no me obsta de vivir plenamente, ¿porque haría dieta?
No podemos estar cómodas con nuestra naturaleza. Y combatir la naturaleza es lo que tanto daño nos hace, nos trae dolores de cabeza, desordenes alimentarios, baja autoestima, desvalorización.
porque no podemos ganarle a la naturaleza, vamos a perder siempre.
Distinto si nuestra naturaleza particular fuera la de un cuerpo flaco, muy flaco, que tiene sus limitaciones: alguna debilidad, menos fuerza, menos resistencia. También este cuerpo pierde contra su propia naturaleza si quiere ser muchisimo mas fuerte, correr mucho mas lejos de lo que le es posible etc. (atento que me estoy refiriendo a extremos, el punto medio de plena salud, es un puntito en un horizonte, para mi)
Me da miedo aceptarme, me aterroriza abrazar mi naturaleza, no la quiero y por eso sufro y por eso me lastimo tanto por dentro y me he lastimado tanto mas en el pasado.
En posts futuros voy a sincerarme sobre estos temas, pero hoy quería tirarles esto. ¿Que opinan?
¿Nos aceptamos?
Mas importante aún: ¿conocemos nuestras limitaciones?

Una chica muy confundida

1 comentario:

  1. Me gustó mucho la idea de olvidar los mandatos sociales... Me sentí muy libre por un momento. Y tal vez por ese lado esté la respuesta, porque si me saco la culpa, la vergüenza y la obsesión de encima, tal vez coma por hambre, tal vez por placer, pero ya no por angustia; y seguro que así como menos, al no castigarme.
    Aunque hay una culpa más: la de no darle a mi cuerpo lo más saludable... Tendré que pensar en este interrogante que queda, una vez eliminado el ojo exterior.

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