13 de julio de 2010

Nunca alcanza

No llego. Siempre me faltan dos para el peso.

El peso, justamente eso.

me pregunto qué lleva a la ansiedad, a los nervios, a la preocupación, a comer para tapar algo.

Creo que tiene que ver con esa sensacion de que nada alcanza, si estoy feliz por algo se me desmorona todo cuando veo lo que todavía no alcancé.

No me quedo ni un segundo en ese lugar feliz, inmediatamente me voy a lo proximo, lo que viene, lo que tengo que hacer después. la locura es: ¿lo que tengo que hacer según quien?

Nunca es según yo. Es según lo dicta alguna fuerza superior, como el imperativo de kant. Es.

¿y si paro? ¿y si no hago nada? qué pasaría. ¿acaso el mundo se detendría, la gente me odiaria, despreciaría, se reíría de mi?

Mentalmente lo dudo. Pero a nivel ansiedad... se me dispara.

Esta sensacion la aprendí de mi madre (quién mas). Cuando yo alcanzaba algo, ya me estaba recalcando lo que tenía que seguir. "muy bien, ahora tenes que..."

Yo me quiero quedar con el "muy bien" y nada mas. Muy bien y punto. Muy bien por el valor de haberlo alcanzado, no por el valor de lo que hay para conquistar después.

Me quedo, quedemonos, en ese calorcito de lo logrado, del objetivo alcanzado. Sin la sombra terrible de todo lo que nos falta. Quedemonos y estemos contentos. y despues veo qué hago.

Mi madre me enseñó que la quietud es igual a estancamiento. Estancamiento. Es una palabra que odio. Cuando yo me quedaba contenta con lo logrado ella venía y me empujaba: Hija, estás estancada.

Me dolía tanto que me dijera eso. Y me venia la culpa: tiene razón. Estoy estancada, qué voy a hacer, cómo sigo, por favor mami decime qué tengo que hacer ahora.

Me costó muchísimo preguntarme: y yo, ¿qué pienso? ¿qué quiero? para mi. ¿que quiero para mi? tan simple como eso. ella esta en un mundo aparte. y yo en el mio.

Igualmente no está superado, a veces esa ansiedad, angustia y nervios se me vienen encima de golpe. ¿Estaré estancada? nervios, qué hago, ya mismo, ahora, ayer.

Me calmo, respiro. Quiero ser una buena madre de mi misma y me digo: hija, te amo como sos. Así. No te pido nada mas, que seas vos misma.

Yo se que mi madre tenía buena intención. Pero cómo duele. Cómo confunde.

Es eso, confusión. No saber qué pensamiento es mio y qué pensamiento es de ella. Ella, sus pensamientos, y su mundo donde nada alcanza.

Me lo repito: no es el mío. Yo soy madre de mi misma. Si tengo defectos de carácter, son mios. Son mios para trabajar. Si tengo defectos del cuerpo, tambien son míos. Y ella está lejos, muy lejos con sus nervios, con su ansiedad, con su apuro, con su disconformidad.

Y yo, yo en el calorcito, yo contenta.

1 comentario:

  1. me he sentido tan, tan identificada... que sabias palabras, buenísima :)

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